La Risa En El Ejército

Nos informan que hace poco los miembros de un consejo de revisión no han vacilado en privar a la defensa nacional de uno de sus futuros sostenes exceptuando del servicio a un conscripto no porque fuera de ninguna manera inepto o mal constituido, sino por la única razón de que era demasiado feo. La autoridad militar estimó que semejante rostro provocaría en las filas una hilaridad perjudicial para la disciplina. En la decisión del con- sejo creemos ver, no sin dolor, el quebranto de las sanas tradiciones francesas: la más nacional de todas, la risa, desaparecida del universo, parecía haberse refugiado en el ejército, como lo certifican esas dos grandes figuras, Dumanet y Ramollot. La mejor prueba de su valor cómico reside en que provocan hilaridad justamente a hombres que viven bajo la amenaza perpetua de un código cuyos menores artículos condenan a la pena de muerte o al calabozo. Pensábamos que era esa una hermosa escuela de coraje y que si tal o cual jefe permitía que uno de sus giros o discursos se prestaran a alguna sonrisa, lo hacía de exprofeso, para enseñar a sus subordinados a afrontar el peligro con esa misma sonrisa en los labios. Los griegos, cuando partían a la guerra, se llevaban a Tersites. Pero parece que, según el nuevo decreto, en Francia ocurrirá de manera distinta a partir de ahora. Debe entenderse que la alegría que los superiores procuraban a sus subordinados era involuntaria; nunca lo hubiéramos creído. Las armas, en lo futuro, serán presentadas con seriedad. Pero ¿se imaginan ustedes, por ejemplo, a dos militares que practican ese ejercicio y que no pierden la seriedad cuando el cabo refuerza su orden con una de esas frases que el soldado oye todos los días, como esta, inmortal, que consagró Charly: "¡Ustedes dos hacen un lindo trío!"?
A pesar de todo, nos inclinarnos ante la sabiduría del consejo Y sólo interpondremos algunas tímidas objeciones: lº) Si es loable tener sólo hermosos soldados y exceptuar por causa de fealdad, ¿cómo valorar esos casos de fealdad, desde el momento que cada mayor o comandante de reclutamiento puede juzgar de manera diferente, obedeciendo a sus gustos personales? 2º) Según la nueva costumbre, ¿sería bueno quizás abolir el uniforme en provecho de nuevas vestimentas más sentadoras, atendiendo una intención estética? 3º) Sería deseable que esta ley no tuviera efecto retroactivo porque, si se nos permite hablar así sin irreverencia ¡qué convulsión podría producirse entre los cuadros superiores!

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